Terminado ese largo viaje de 12 años, y movido por la inquietud y por las ganas de seguir vivo, inicié de inmediato una nueva aventura como investigador de una fundación universitaria y ligado al Departamento de Ciencias y Técnicas del Agua y el Medio Ambiente, donde mi maestro y amigo desarrollaba su labor como profesor además de dirigir los proyectos en los que me embarqué los 7 años siguientes.
Esos 7 años fueron apasionantes. Pude colaborar en proyectos de mucha envergadura, trabajé para distintos organismos multilaterales, también como consultor individual, y viajé en muchas ocasiones por Latinoamérica para hacer trabajo de campo, participar en proyectos, impartir conferencias y conocer sus culturas y a sus gentes. Mis recuerdos de aquellos viajes a México, Argentina, Colombia, Brasil o EEUU son imborrables.
Una vez finalizada esa etapa di un nuevo salto para impulsar mi propio proyecto. Siempre había querido hacerlo, pero no se habían dado las circunstancias o, más bien, yo me había acomodado. Ese es el comienzo de BRUMA, un proyecto con el que realmente siento que hago lo que quiero y que puedo ofrecer una labor de consultoría totalmente artesanal y personalizada.